Los amig@s del MENDAUR M.T., además de nuestras marchas montañeras, solemos hacer en junio una "excursión cultural". Le damos ese nombre coloquial para indicar que ese día nos vestimos de un poco señorit@s, subimos al autobús que nos va a ir llevando por los distintos puntos del recorrido, sin que nos cansemos zapateando.
Esta vez nos fuimos cerca, a pueblos de Cantabria que nos suenan mucho, pero por los que a menudo pasamos de largo.
Barrio de MARRÓN del que partimos |
Empezamos haciendo un poco de ejercicio físico-etnográfico, subiendo a pie desde MARRÓN, pueblo vecino de Ampuero, hasta el santuario de la BIEN APARECIDA. Un paseo en cuesta (3 kms.) en el que el paisaje compensa el esfuerzo de la marcha.
Ya en la Bien Aparecida disfrutamos de la visita al santuario de la Patrona de Cantabria...
... y de las panorámicas que desde aquel mirador se contemplan.
Ya "atraca" la lancha... |
Nuestra siguiente parada sería SANTOÑA adonde llegaríamos a bordo de la lancha que une el Puntal de Laredo con el muelle de Santoña.
... entre viento y bruma que no podían faltar a la cita. En lontananza el monte Buceiro y el fuerte de San Martín. |
En el rato de que disponíamos para visitar la "villa de la antxoa", tuvimos tiempo de callejear en plan cultural, comercial, turístico, gastronómico... y despedirnos con sol, camino de Limpias.
También en Santoña saben hacer murales que recojan su sentir e historia marinera.
En LIMPIAS repusimos fuerzas en los alrededores de la iglesia del Cristo. No era la hora del chocolate con picatostes, pero algo ya degustamos.
La puerta del monumental templo nos la abrió un San Pedro solemne y mayestático, para algo está dedicado a él ese santuario, aunque el retablo mayor lo ocupe el "milagroso" Cristo de Límpias
Mirador del Abra, al que se abre el túnel. |
Nuestra próxima parada: LAREDO, y su Puebla Vieja. Iniciamos la visita dirigiéndonos desde el Ayuntamiento viejo hasta el tunel excavado en el monte de La Atalaya, el promontorio que por el norte separa la Puebla Vieja del Cantábrico. Se trata de una obra de ingeniería de mediados del siglo XIX, que pretendía dar acceso hasta un puerto de refugio que nunca llegó a terminarse.
Continuamos por el casco antiguo de la villa, reflejo de su preponderancia y esplendor desde el siglo XIII al XVII, con sus calles o rúas empedradas, casonas y palacios, muralla e iglesia de Santa María de la Asunción.
Torre de Santa María y una de las puertas de la muralla |
De la iglesia de Santa María solo pudimos contemplar sus múltiples y trabajadas verjas exteriores: nos falló el guardián que había comprometido su apertura.
Terminamos contemplando el edificio que albergó el Ayuntamiento desde 1562 hasta 2007: "la muestra más representativa de la arquitectura civil renacentista de Cantabria".
Comentarios